La contrarreloj sin relojes / The time trial with no sense of time
Un desajuste entre cronometradores y comisarios provoca el caos en la contrarreloj del Campeonato de España | A mismatch between timekeepers and race commissaires sparks chaos in the Spanish NC ITT
[You’ll find the English edition below]
Por primera vez, y ya veremos si la última, esta edición de Cycling Report se publica en castellano e inglés. Lo sucedido en el Campeonato de España de contrarreloj en Sierra Nevada es un acontecimiento local, aunque creo también es de interés para los lectores habituales de esta newsletter que, desde su creación en febrero de 2025, se publica en inglés.
Me maravilló el contraste entre los picos nevados de fondo y el calor achicharrante de Sierra Nevada en un viernes cualquiera de finales de junio. Cuando llegué y vi la acampada improvisada en la que se había convertido el parking de buses pensé que podría ser un buen día para buscar declaraciones y protagonistas justo antes de la salida. Y a pesar de los calores, así fue.
Iván Velasco, jefe de rendimiento de Movistar, me explicó los motivos para usar una bici convencional en lugar de la cabra. También charlé con Iván Romeo, uno de los favoritos, y me dio su perspectiva sobre lo que tenía que hacer para luchar por el oro, aunque sabía que era un día propicio para que algún escalador puro se luciera.
Saludé a Pablo Torres, que me habló de su recuperación tras la brutal caída que sufrió en Hungría y también al seleccionador nacional, Alejandro Valverde, que me habló de la contrarreloj y de los planes de España para el Mundial de Ruanda. De esto, si os parece, hablaremos otro día.
No siempre es fácil cazar declaraciones antes de una contrarreloj, por lo que estaba contento con el material conseguido para A la Cola del Pelotón y para escribir aquí.
Para culminar el día, le pedí a Roger Tréhin, director deportivo de Arkéa, vivir la contrarreloj con ellos desde dentro del coche para seguir a Raúl García Pierna. Y aceptó.
Allí también estaba Raúl Mena, presidente de la Federación Vasca de Ciclismo, que conoció a Raúl García Pierna tras haber sido seleccionador español de pista.
Ante las dificultades económicas que atraviesan los bretones, no sólo asistía en calidad de persona de confianza de Raúl, sino como mecánico, animador o lo que se terciase. Entre las comodidades de muchos equipos, destacaba ver a García Pierna calentando en el rodillo… Bajo un toldo de la Federación Vasca. Existen las ganancias marginales, la aplicación de la ciencia y los buenos hábitos, pero casi siempre prevalecen el talento y el dinero.
No me extenderé mucho más en esto. Tréhin tiene tanta pasión por el ciclismo como por García Pierna. Es mejor que veáis el vídeo:
Todo parecía encaminado a una victoria de García Pierna y así lo pensó Tréhin con las pocas referencias que tuvimos durante la subida. Así se cantó en meta y hasta en Procyclingstats. Aquí comienza la historia del día.
La espera previa a la salida de García Pierna se me hizo larga. Por primera vez en todo el día, había casi una decena de coches preparados en el desvío junto a la rampa de salida para seguir a su corredor. No le di mayor importancia, pero sí me fijé en que íbamos con retraso respecto al horario previsto.
Las referencias de tiempos se acabaron a los pocos minutos de salir. La conexión a internet era muy débil y la señal de radio vuelta parecía perdida. Así pues, a García Pierna le cantaron desde el coche el mejor tiempo en el punto intermedio… Sin estar muy seguros de ello. No teníamos los tiempos de Romeo, por ejemplo, pero sí una referencia anterior de Mario Aparicio que sirvió para insuflar ánimos a García Pierna.
Por el camino siguió reinando la incertidumbre. Compartía impresiones con Mena, y también dudas: no tenía sentido que después de haber hecho un buen tiempo intermedio no estuviéramos viendo en el horizonte a Mikel Bizkarra, de Euskaltel, que había salido justo antes. Hay rectas muy largas en Sierra Nevada y ni se intuía a Bizkarra, ni tampoco a David De la Cruz, que salía justo detrás de García Pierna para defender su título.
No sabíamos que se habían cambiado los horarios y que los 10 últimos corredores iban a salir con un margen de dos minutos, en lugar de uno. Al parecer tampoco lo sabían los equipos y corredores.
En los dos últimos kilómetros recuperamos las referencias de tiempos. Cantaron 30:04 para Iván Romeo y, como se escucha en el vídeo, 30:49 para David de Cruz. Entonces Roger Tréhin recibió la información que anhelaba: Raúl García Pierna había hecho 29:52 y era campeón de España. Lo celebró brevemente, hasta que un auxiliar de Caja Rural me preguntó por el tiempo de García Pierna. Al escucharlo, me dijo rotundamente: “Pues Raúl no ha ganado. Hemos tomado el tiempo manual de Balderstone en 29:29”.
Esto sucedió en el desvío de coches de equipo, a unos 150 metros de la línea de meta, así es que me fui para allá para salir de duda. Al llegar, una persona de confianza me espetó: “están fallando los chips y no saben quién ha ganado”. Desde ahí hasta la ceremonia de podium pasó casi una hora de tensión, nervios e incertidumbre. En Caja Rural tenían clarísimo que Abel Bladerstone, en una de las ascensiones de su vida, era el ganador, a pesar de que el tiempo oficial de los cronometradores era 30:27, un crono que le dejaba fuera del podium.
Comisarios, cronometradores, corredores y directores comenzaron una discusión en la que nadie tenía claro el motivo de la confusión y los tiempos erróneos en primera instancia, pero sí que había un nuevo ganador: Abel Balderstone.
Balderstone fue el primer ciclista de entre los 10 últimos en salir a competir que tenía un margen de dos minutos respecto al anterior, Berrade, y no de uno, como estaba previsto. Por lo tanto, una falta de coordinación entre comisarios y croners de salida y meta había hecho que su tiempo se tomara como si hubiera salido a las 15:15, con el horario inicial, y no a las 15:16, tras la actualización. Había que restarle un minuto y darle el campeonato.
Aunque había más fallos en los resultados finales, todo se centró en el tiempo de Balderstone. Los comisarios, ante una situación de duda, reclamaron el Garmin de Balderstone, aunque no sé si como una prueba de fe o como una garantía en el proceso. Los tiempos coincidían.
Romeo, De la Cruz y García Pierna esperaban como chavales en el recreo del instituto, sentados sobre el borde del podium y sin saber en qué posición habían quedado.
Ante el cabreo de algunos, la felicidad de otros y la incredulidad de todos los demás, tardaron unos minutos más en confirmar de nuevo a Balderstone como ganador. El corredor de Caja Rural, exultante y ajeno a los fallos que se habían producido, celebró como lo merecía la victoria más relevante de su carrera deportiva.
For the first time — and who knows if it’ll be the last — this edition of Cycling Report comes in both Spanish and English. What happened at the Spanish ITT championships in Sierra Nevada may be a local event, but I believe it’s also of interest to the regular readers of this newsletter.
I was struck by the contrast between the snow-capped peaks in the background and the hellish heat of a typical Friday in late June in Sierra Nevada. When I arrived and saw the bus parking area turned into a makeshift campsite, I thought it might be a great day to gather some quotes and talk to the key figures just before the start.
And so it was. Iván Velasco, Movistar’s head of performance, explained to me why they chose a regular road bike instead of a TT bike. Iván Romeo, one of the pre-race favourites, also shared his thoughts on what he needed to do to fight for gold. I also talked to Pablo Torres, who spoke about his recovery after the brutal crash he suffered in Hungary, and I also caught up with national coach Alejandro Valverde, who shared his thoughts on the time trial and Spain’s plans for the World Championships in Rwanda. Let me talk deeper about that in future editions of Cycling Report.
It’s not always easy to get quotes before a time trial, so I was happy with the material I’d gathered for the podcast and for my newsletter.
To wrap up a good day of heat and hills in Granada, I asked Roger Tréhin from Arkéa if I could ride in the team car with them during Raúl García Pierna’s time trial. He said yes.
Also in the car was Raúl Mena, president of the Basque Cycling Federation, who met García Pierna when he was Spain’s national track coach. Given the financial struggles the Breton team is facing, Mena wasn’t just there as someone Raúl trusts — he was also helping out as mechanic, cheerleader, or whatever was needed. While many teams had plenty of resources, it stood out to see García Pierna warming up… under a canopy from the Basque Federation. Marginal gains, science and good habits have their place — but in the end, it usually comes down to talent and money.
I won’t go on much longer. Tréhin is passionate about cycling (and about Raúl). It’s better if you just watch the video.
Everything seemed to be lining up for a García Pierna victory — that’s what Tréhin thought too, based on the few time checks we got during the climb. That’s how it was announced at the finish line, and even on ProCyclingStats. That’s where the real story of the day begins.
The wait before García Pierna’s start felt long. For the first time all day, there were nearly ten team cars lined up at the bend next to the start ramp, ready to follow their riders. I didn’t think much of it at the time, though I did notice we were running behind schedule.
A few minutes into the ride, time splits stopped coming in. The mobile signal was weak, and the race radio had gone quiet. So from the team car, they told García Pierna he had the best time at the intermediate checkpoint… though they weren’t really sure. We didn’t have Romeo’s time, for instance, but we did have an earlier split from Mario Aparicio, which was enough to boost Raúl’s morale.
But uncertainty kept hanging over us. I chatted with Mena, and we both had questions. If García Pierna had really posted a strong intermediate time, why couldn’t we see Mikel Bizkarra up ahead? He had started just before Raúl. Sierra Nevada has some long straight stretches, but there was no sign of Bizkarra — or of David De la Cruz, who was defending his title and began his TT right after García Pierna.
What we didn’t know was that the starting times had been changed: the last ten riders were going off every two minutes instead of one. Apparently, no one had informed the teams or the riders.
With about two kilometres to go, we started getting time checks again. They called out 30:04 for Iván Romeo and, as you can hear in the video, 30:49 for David De la Cruz. That’s when Roger Tréhin got the news he’d been hoping for: Raúl García Pierna had clocked 29:52 and was the new Spanish champion. He celebrated briefly, until a staff member from Caja Rural asked me what García Pierna’s time had been. When I told him, he replied bluntly: “Then Raúl hasn’t won. We took Balderstone’s time manually at 29:29.”
That happened just by the team car exit, around 150 metres from the finish line. So I headed there to find out what was going on. As soon as I arrived, someone I trust told me: “The chips are failing and they don’t know who’s won”.
What followed was nearly an hour of tension, nerves, and total confusion. At Caja Rural, they were convinced: Abel Balderstone, in one of the rides of his life, was the real winner — even though the official timekeepers had him down for 30:27, a time that wouldn’t even get him on the podium.
Commissaires, timekeepers, riders and directors started debating. No one was quite sure what had caused the initial timing error, but what was clear was that Balderstone was now being declared the winner.
Balderstone had been the first of the final ten riders to go off with a two-minute gap rather than the expected one-minute interval. Because of a miscommunication between commissaires and the start/finish timekeepers, his time had been recorded as if he’d started at 15:15 — the original schedule — instead of 15:16, the updated one. So they had to subtract a minute, which made him the Spanish champion.
Even though there were more mistakes in the final results, everyone focused on Balderstone’s time. In the face of doubt, the commissaires asked for Balderstone’s Garmin — whether as a show of faith or a genuine check, I’m not sure. The data matched.
Romeo, De la Cruz and García Pierna waited like school kids at break time, sitting on the edge of the podium, not knowing where they’d placed.
Between frustration for some, joy for others, and disbelief for everyone else, it took a few more minutes to confirm, once again, that Balderstone was the winner. The Caja Rural rider, beaming and unaware of all the chaos, celebrated — as he deserved to — the biggest win of his career.
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